EL GUARDIAN DE LA NOCHE
Me encuentro andando entre la intensa tormenta. Ando tranquilo, sin prisa, sin miedo a nada que me pueda ocurrir. Mi pelo largo, castaño, está completamente empapado. Visto con una camisa negra y unos pantalones vaqueros, encima, llevo una bata también color azabache. La noche oscura se alza sobre mi cabeza. Está taponada por las nubes, pero sigue ahí, presente. El único sonido que llega a mis oídos es el repiquetear de la lluvia sobre el suelo. En la calle, la luz que proyectan las pocas farolas encendidas, parpadea a mi paso. Un grito estremecedor asola la ciudad. Una chica joven, sale de un callejón y se dirige apresuradamente hacia la acera que tiene enfrente. Ningún coche circula en estos momentos, así que no corre peligro. Aparentemente. Poco después, unos hombres, salen corriendo del mismo callejón del que había salido ella en pos suyo. La velocidad de estos es bastante mayor a la de la joven, así que no tardan mucho en alcanzarla y tirarla al suelo. Uno de los hombres se inclina sobre la chica y empieza a quitarle la ropa bruscamente. La chica grita desesperada:
-¡¡¡No!!! ¡¡¡Soltadme!!! ¡¡¡Dejadme ir!!!
El hombre hace caso omiso a sus súplicas e intenta despojarle de su camisa blanca:
-¡No te resistas pequeña!-ríe-¡Solo queremos jugar contigo!
La chica sigue rebatiéndose, pero el hombre no cesa en su brutalidad. Me paro a pocos metros de ellos. Todas las miradas de los que antes no habían reparado en mi presencia se fijan en mí. Yo sigo pétreo, frío, serio.
-Te recomendaría que dejaras de hacer lo que estés haciendo y huyas velozmente.-me dirijo al hombre que está sobre la chica- Solo te doy una oportunidad, después tu sangre correrá por la calle.
El hombre me mira estupefacto. Después suelta una risotada.
-No me gusta que me vacilen, muchacho. Yo no te voy a dar la posibilidad de que corras.
El hombre se incorpora de un salto y les hace señas a sus dos acompañantes para que sujeten a la chica.. Ella se sigue rebatiendo pero no tiene efecto en esos hombres. El otro hombre desenvaina un machete y corre hacia mí. Cuando está a mi altura, con una velocidad sobrehumana, me aparto de su trayectoria haciendo que casi pierda el equilibrio al apuñalar al aire. Le pego una patada en el brazo en el que sujeta el machete haciendo que este salga despedido hacia el aire. Pego un salto y consigo cogerlo. Después, me planto ante el y se lo clavo en el vientre. El hombre abre los ojos completamente y escupe algo de sangre. Me acerco a su oído.
-Aprende a no desafiar a un siervo de la noche.
Tras eso hago que la mano con la que sujeto el machete ascienda en vertical. El hombre se desploma, inerte, y yo dejo caer el machete ensangrentado al suelo. Dirijo mi mirada hacia los otros hombres.
-Os doy la misma oportunidad de correr que a este hombre.
Los hombres, con la mirada llena de pavor, se incorporan y huyen como ratas. Me acerco a la joven tirada en el suelo, semidesnuda. Ella, abre los ojos.
-Gracias-susurra débilmente-¿Puedo conocer tu nombre?
Niego con la cabeza. Me acerco a ella y le pongo una mano en la frente.
-No te hace falta saberlo. Mañana no me recordaras, ni tampoco nada de lo que ha ocurrido esta noche.
Ella me mira interrogante. No digo nada. Poco a poco, ella va cerrando los ojos, poco a poco va perdiendo la consciencia, poco a poco me inyecto en su mente y borró sus recuerdos en cuanto a lo ocurrido esta noche. Debo hacerlo, si no, no me sería posible ejercer mi profesión. Me acerco a ella y le susurro al oído:
-Me llamo Jack, y soy el guardián de la noche.